Películas recomendadas: 2- Krull

 











En mis andaduras por los turbulentos mundos de Internet (más en concreto en Twitter) he estado observando un curioso fenómeno últimamente: La reivindicación de ciertas películas, claramente de culto, de medio/bajo presupuesto o directamente de serie b, generalmente situadas en los 80/90 y siendo todas de género, como esa gran obra maestra infravalorada y olvidada con el tiempo. Como curiosa contradicción a esto, tenemos a esa misma gente siendo extremadamente duros con pelis de género actuales para nada desdeñables y con un nivel más que aceptable (influyendo la a veces traicionera nostalgia).

En este punto, me surge una idea por el cerebro. Y es que, a veces, parece que todo lo que nos gusta tiene que ser perfecto o, por lo menos, ser considerada una gran obra trascendente a todos los niveles. Obviamente, la realidad es otra. Es imposible que todo sean obras maestras. No todo es perfecto. Es más, hasta los genios tienen sus manchas. Iron Maiden tienen The Final Frontier (uno de los discos de Heavy Metal más aburridos que he escuchado en mi vida), Queen tienen esa sordidez llamada Hot Space con canciones tan obscenas como 'Palabras de amor', y Spielberg tiene Mi amigo el gigante, película que todo el mundo se dio cuenta de que envejeció mal... el día después de verla.

Así pues, hoy quiero recomendar una peli abiertamente imperfecta, con varios problemas a relucir teniendo en cuenta su contexto pero que adoro con todo mi corazón:  Krull.

Nos remontamos entonces a los 80. Década en la que se celebraron dos mundiales históricos: El de EGGGSSSSPAÑA en el 82, dónde ganó Italia haciendo lo que mejor saben, esto es, aprovechar su suerte, reventar espinillas (o cabezas, directamente) y atracar partidos a mano armada, mientras favoritas como Brasil o Francia fracasaban por el camino... y España hacía el absoluto ridículo, incluido un impresionante empate contra la todopoderosa Honduras en el partido inaugural. Por su parte, en el Mundial del 86 Argentina arrasaba y se alzaba con la victoria, con uno de los momentos más surrealistas y corruptos de la historia del fútbol: Obviamente, hablamos de la mano de dios. También nos dio unos años prodigiosos para la F1, con esos maravillosos piques Prost-Senna (momentos corruptos incluidos) y el regreso más épico de toda la historia de este deporte, como no, el de Nicki Lauda. En la música, el Heavy Metal dominaba y sometía al planeta (como debe de ser), el Synth Pop se hacía con el mainstream tras el dominio de la música en los 70... y sir David Hasselhoff nos obsequiaba con el despertar de su carrera musical.


Mientras, en España nos torturaban con el surgimiento de la Movida...

En el cine vivimos una transición muy importante a nivel histórico: Si los 70 fueron una década espectacular para el cine de autor en general, los 80 fueron la década dónde el cine blockbuster pegaba el empujón definitivo, triunfaba y se consolidaba, especialmente el cine fantástico, que se expandía de una manera brutal en todos sus subgéneros.

Y, precisamente, uno de los géneros que sufría esa expansión es la fantasía. Los ochenta son, probablemente (en dura pugna con los 2000) la época más fructífera para el cine de fantasía. Pelis como La Princesa Prometida, Excalibur, Dark Crystal, Los Inmortales, La Historia Interminable o Willow son auténticos clásicos del género.

Como también lo es Conan El Bárbaro. Esta absoluta obra maestra de John Milius, ya no es solo una auténtica lección de realización, ritmo, fotografía, manejo de la épica y uso de una banda sonora de Poledouris que es de las mejores de la historia del cine, sino que en su momento creó una influencia brutal, surgiendo toda una maraña de clones de combate de la calaña de Tunka el guerrero (una especie de Conan español muy...especial).

Pero también surgieron películas más interesantes bajo su influencia (hasta el punto de que una reciente maravilla como The Northman la tiene). Entre ellas, tenemos a Krull.

Krull saldría tan solo un año después de Conan, en 1983, momento ideal para este tipo de cosas. La peli la dirige un tal Peter Yates. Un señor que, ciertamente, no es muy conocido de cara al mainstream pero que ha trabajado en sus películas con gente del calibre de Robert Redford, Dustin Hoffman, Mia Farrow, Steve McQueen, Dennis Quaid, Sigourney Weaver o William Hurt, entre otros. De hecho, una de sus películas, Bullit, tuvo nominaciones a los Óscar en su año (1968).

En cuanto al reparto, es muy curioso que los secundarios hayan tenido mucha más carrera que los protagonistas. Entre ellos, tenemos a todo un jovencito Liam Neeson, que sobra decir la de papeles icónicos que nos ha dado. También está Robbie Coltrane, secundario en el James Bond de Pierce Brosnan, From Hell u Ocean's Twelve pero principalmente conocido por ser Hagrid en Harry Potter, o Freddie Jones, también secundario en ciertas pelis de renombre. En cambio, como Colwyn (el prota) tenemos a un tal Ken Marshall (tan anónimo como Ciudadanos actualmente) y a Lysette Anthony como Lyssa, casi más conocida por salir en videoclips de Bryan Adams.

Aun así, lo curioso de todo esto es que los personajes funcionan perfectamente. Colwyn tiene presencia y carisma como guerrero, Lyssa funciona muy bien como princesa típica del cine de fantasía de esta época (ni hablemos de lo guapísima que está) y los secundarios principales tienen su importancia en la trama.

En lo referente a la historia, tenemos un clásico viaje del héroe en espada y brujería, con sus bárbaros, magos, princesas y criaturas fantásticas pero con un elemento diferencial con respecto al resto de fantasía de la época: El meterle ciencia ficción.

A priori, quizás suene raro, o excesivo, pero recordemos que un gran sabio proclamó: ''El que la saca pa enseñarla, es un parguela''. Pues aquí, algo parecido. Ya que estamos y ya que el presupuesto es el que es (27 millones de dólares), ¿Para qué contenerse? El caso es que, además de ser diferente, ¡funciona! El malo final tiene su punto y los diseños de los alienígenas me gustan mucho.

Además, a pesar de lo cutre de la peli (evidentemente, debido a su bajo presupuesto), la dirección es destacable, los diseños artísticos son realmente buenos y, visualmente, sorprende y en ella se llegan a conseguir planos realmente bonitos. Por otra parte, la banda sonora es otra gran baza para conseguir que todo funcione. No por nada, está compuesta por un genio como James Horner (compositor de maestrías como Braveheart, Aliens, Titanic, Star Trek 2, Willow o Avatar, entre otras muchas) que no solo logra que la propia banda sonora se lo crea, sino que consigue que tú te la creas, siendo ultra memorable.

En definitiva, lo que quiero decir es... que no pasa nada por disfrutar de algo imperfecto. Ni siquiera de algo que tú consideres malo. Lo importante muchas veces es simplemente eso... Disfrutar. Porqué en tiempos de puntuaciones con notas o con estrellas y dónde, a la vez (paradójicamente), una película o serie o es un rotundo 10 o un redondo 0, parece que no caben por ningún lado los matices y las opiniones racionales. También, a veces, parece que se ha perdido el disfrutar de algo sin estarle sacando puntilla cada 5 segundos o remarcando los constantes agujeros de guión que pueda tener una peli o serie de fantasía ligera. Al final, Krull puede tener mil errores, problemas debido a su bajo presupuesto y a su contexto y no se cuantas cosas más, pero sus ganas, su entrega y su corazón no se los quita nadie. Y eso, para los fans de la fantasía, es un auténtico placer disfrutarlo.
















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