ESCUADRÓN SUICIDA Y PORQUE NO ES BUENO CENSURAR EL HUMOR
Vamos a ver. Vamos a hablar de incorrección política. Si, ese término tan difuso y tan mal utilizado hoy en día. Por una parte, ahí tenemos a no poca gente para los que ser políticamente incorrecto significa discriminar a personas por su raza, cuando eso es ser… racista. Todo esto, mientras son adoctrinados en sus redes sociales particulares por ciertos youtubers/influencers neoliberales exacerbados, fans de las criptomonedas, de Ayn Rand y, por supuesto, de la cocaína, esos que luego claman al cielo si ven a una mujer negra en una película o sí alguien osa realizar algún cambio en su personaje de ficción favorito. Vamos, que al final repiten constantemente lo que ellos más critican. Ante esto, meterse en un búnker para no volver a salir no parece tan mala solución.
Tampoco me olvido de otro sector, el de cierta izquierda
woke ‘twitteriana’ centrada en buscar un motivo (por muy absurdo y ridículo que
sea) con el simple objetivo de ‘funarte’ que, traducido, viene a ser fomentar
el acoso y el odio injustificado ya que sus vidas son simple y llanamente, una
mierda. Aún me acuerdo de cómo, hace unos meses, ‘cancelaban’ y hacían que se
quitaran sus redes por el acoso recibido a dos autoras de literatura juvenil
por una completa tontería, por no hablar de auténticas chorradas como la quema
de cómics de Astérix o Tintín en Canadá, las prohibiciones de emisión de Dragon
Ball o lo que lleva pasando en las últimas semanas con El juego del Calamar. Curiosos
tiempos vivimos, ¿no?
Así pues, como paradigmas de lo políticamente incorrecto,
podríamos tener a Queen con Mercury vestido de mujer en el videoclip de I Want
to Break Free, desafiando los roles estándar de la época, o a Venom gruñendo y
cantando satanadas en plenos ochenta (que ni ellos mismos se creen). Incluso,
yéndonos a la actualidad, ahí tenemos, en otro plano diferente, a los italianos
Maneskin en el festival de Eurovisión. Pero, ojo cuidao, que ahora vendrá una
asociación de abogados cristiana a intentar prohibir cosas o, peor, un señor de
izquierdas que huele un poco a azufre hablándote de vulgaridad, decadencia de valores
en occidente y no sé cuántas cosas más.
Y, por supuesto… tenemos el humor. Ese ente tan
menospreciado y, a veces, fusilado como es el humor, siempre en el punto del
disparadero. Ahí tenemos, maravillas como South Park, Futurama, Hora de
Aventuras o la siempre omnipresente Los Simpsons que, naturalmente, son
políticamente incorrectas y con gran maestría e inteligencia. Y, en conexión
con el tema del humor y de la incorrección política, me apetece hablar de la
nueva película de Escuadrón Suicida de este año… y de James Gunn. ¡Oh, vaya!
Recordemos, precisamente, ese episodio en el que los sinvergüenzas de Disney
despidieron a Gunn por hacer una serie de chistes ‘ofensivos’ (un tipo de humor
que en otro contexto tenía más gracia y que, además, sigue siendo humor),
volviéndole a readmitir posteriormente con un comunicado lamentable.
Por otra parte, Gunn siempre ha estado ligado al humor. De
hecho, sus comienzos como guionista están en la Troma (esto siempre suma
puntos) con la desternillante Tromeo y Julieta. Le siguen el divertido live
action de Scooby Doo (que, sí, me gusta, y tiene a Sarah Michelle Gelar y a
Linda Cardellini) y el muy buen remake de Dawn of the Dead (como todos sabemos,
la mejor peli y con diferencia de Zack Snyder), Ya como director, debuta con
Slither, una comedia de terror muy divertida, le sigue esa pedazo de comedia
negra-dramática de superhéroes llamada Super (pedazo reparto, por cierto) hasta
aterrizar después en Marvel, dirigiendo mis amadísimas Guardianes de la Galaxia
1 y 2, ambas de mis películas de superhéroes favoritas (que ganas de la tres).
Y, tras todo el quilombo con Disney y posterior readmisión, llega en 2021 este
nuevo reboot de Escuadrón Suicida tras la anterior entrega del 2016.
No me voy a parar en la de 2016 (que sí, es mala y además
con avaricia, pretendiendo ser seria y trascendente aún por encima). Pasando a
esta de 2021, en mi opinión hace bien, precisamente, todo lo que no hacía la
anterior. Tenemos un problema cuándo una película como la anterior sobre una
panda de tarados como el Escuadrón Suicida intenta ser seria y trascendente y
aún encima lo hace tan rematadamente mal. Aquí se hace rematadamente lo
contrario y, paradójicamente, consigue ser infinitamente más memorable.
Unido a esto, influye el hecho de que a Gunn le hayan dado
bastante libertad desde el estudio para hacer, un poco, lo que le dé la real gana.
Y eso se refleja, sin ir más lejos, en el humor. Como ya consiguió en las dos
entregas de Guardianes de la Galaxia, Gunn consigue darnos una serie de gags
memorables a lo largo de la película, pero esta vez en un tono un tanto más
macarra, salvaje y gamberro que en Guardianes. Tan solo con los 20 primeros de
presentación, ya tenemos un auténtico festival hilarante, en el que destacan el
bueno de Michael Rooker y la delirante comadreja, un personaje entrañable. Las
intervenciones entre Deadshot (Idris Elba) y Peacemaker (John Cena), son
tremendas, habiendo una química especial entre ambos personajes. Gags como el
duelo de matar soldados en la selva o el momento chiste de pollas (muy a favor)
son ya recordables y funcionan como un tiro. King Shark me parece uno de los
personajes más simpáticos y entrañables que me he echado en cara en una
película de superhéroes en los últimos tiempos, siendo de los personajes que
mejor funcionan de toda la película (que Stallone le ponga voz igual tiene algo
que ver…). Por otra parte, Rick Flag esta vez sí funciona, y tanto Ratcatcher
como Polka-dot Man son las dos grandes sorpresas del grupo principal de
protagonistas, teniendo ambos gran evolución a lo largo de la cinta.
Mención especial, evidentemente, para la Harley Quinn de
Margot Robbie, que ya era lo único salvable de la anterior Escuadrón Suicida, y
aquí está aún más lúcida, siendo una verdadera máquina de matar. Destacan
especialmente sus propias escenas de acción, muy espectaculares y coloridas,
fantásticamente rodadas. Bueno, es que la acción está muy bien dirigida y
rodada a niveles generales, siendo el mejor trabajo de Gunn en este aspecto
hasta la fecha (aunque la escena inicial de Guardianes 2 me sigue pareciendo
bárbara). No se contienen demasiado tampoco a la hora de meter gore, siendo una
película salvaje y sangrienta sin demasiados miramientos y, como tiene que ser,
que no se toma demasiado en serio a sí misma en este aspecto.
Y, como colofón, ahí tenemos como enemigo final (alerta
spoiler)… ¡A una estrella de mar gigante! A partir de aquí, la película se
convierte en una auténtica fiesta que desembocará en una épica pelea final
contra semejante bicharraco hasta que, cuando te das cuenta, la peli ya ha
acabado y las dos horas y algo que dura (duración estándar hoy día de una
película cualquiera) se te han pasado volando. Y así, tenemos la que, hasta el
momento, es la mejor película de un DCU bastante fallido que ha tenido como
punta de lanza del proyecto a Zack Snyder (no saliendo nada bien el asunto, a
mi ver). A ver si con la confirmación de JJ Abrams como productor, se levanta
el abuelo. Las cosas nuevas que se vienen (The Batman, Flash, la nueva serie de
Peacemaker) tienen buena pinta. Por su parte, este Escuadrón Suicida, es un
buen punto de partida.
Hasta aquí el artículo. El PRIMER artículo de este blog. Para finalizar, recordad: Hacer humor y saber reírse de las cosas es bueno, dadle amor a la gente que queréis y, sobre todo, limpiaos después de cagar. No seáis guarros.
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